La creatividad y el buen gusto son clave cuando se trata de sorprender. Por eso, si planificas una reunión o una fiesta, la atención a los detalles es fundamental. En ellos recae, sin duda, gran parte del éxito. Para hacer de tu evento una velada inolvidable, el secreto está en conquistar a los invitados desde el primer momento. Una atención personalizada, un ambiente elegante y una comida hecha con amor son algunos de los elementos que no pueden faltar. Así, el arte de la atención es clave para ser el perfecto anfitrión.
PREVISIÓN Y PLANIFICACIÓN, DESDE EL COMIENZO
En palabras del famoso chef Pedro Subijana, “la experiencia consiste en dar siempre un paso más allá de lo que crees que es lo mejor”. Así que, para agasajar a tus invitados y, no dejar nada librado al azar, aprovecha por completo cada minuto previo. Ameniza el espacio para ofrecer comodidad y, al mismo tiempo, sofisticación. Cuida la iluminación, la temperatura ambiente y los objetos a utilizar. Escoge, para la mesa, recursos estéticos y equilibrados, que sean igual de útiles que atractivos.
Sin duda, tus invitados apreciarán el espacio que le dediques a cada detalle. Si se trata de una comida, elige cubiertos para el pescado, para la carne y para el poste que combinen con la porcelana y los bajo platos que luzcas. Para las bebidas opta por sofisticados vasos, copas de vino y copas de champagne y, por qué no, también puedes emplear una champañera. Como sugerencia, los centros de mesa aportarán ese toque decorativo especial. Si es una cena, además, puedes añadir elementos de iluminación como luces especiales, velas y porta velas. Si, por el contrario, se trata de una merienda formal, puedes servir té en elegantes sets de porcelana y acompañarlo todo con algún dulce servido en finas bandejas de plata.
Piensa en lo que gusta a los demás y, así, podrás crear un espacio que invite al diálogo, transmita calidad y deje en claro que todo sale según lo planeado.
LOS DETALLES LO SON TODO
Desde el saludo de bienvenida hasta los aperitivos y la música de fondo, cada detalle es esencial. Piensa en los sabores y las texturas, el fin es crear platos que conquisten y hagan sentir, a cada invitado, el esmero puesto en la preparación. Así también, para acompañar las horas y, alimentar el placer de compartir, añade algo de música suave e inspiracional.
Recuerda, también, dedicar a cada persona un poco de tiempo. Haz que todos se sientan incluidos, así evitarás los silencios o la división en pequeños grupos. Es vital ofrecer opciones para cada quien, tanto en los platos como en el ambiente. ¿El fin? Que todos se sientan como en casa.
Desde el comienzo hasta el momento de la despedida, lúcete como anfitrión y sorprende a tus invitados con una velada que nunca olvidarán.